Oporto: el amasijo de vida convertido en Patrimonio de la Humanidad

Oporto es la ciudad que el visitante más identifica con Portugal, la segunda capital más grande de este país, es uno de los destinos que un buen viajero debería de tener en su libro de viajes, si no es como lugar ya visitado, como lugar imprescindible de visitar.


Al norte de Portugal se encuentra ésta hermosa ciudad con aire de decadencia que huele a historia, con edificios deteriorados y muy antiguos, que reflejan el paso del tiempo por ellos y marcan la cara de esa gran ciudad, y a la vez la mezcla del colorido que ofrece los azulejos de colores, verdes, azules, rojos, es otra de las señas de identidad de este país. La combinación de callejones estrechos y viejos que hacen que el viajero pierda la mirada en las fachadas con las ropas colgadas, los balcones, la luz, las calles adoquinadas y seguramente todo este amasijo es el que ha hecho que la UNESCO la declare Patrimonio de la Humanidad.


¿Qué nos ofrece oporto?


Una ciudad a la que se le puede dedicar desde un día para hacerse una idea de lo que es, hasta una semana entera, simplemente con un breve paseo te impregnará de su esencia y te dejará con ganas de más porque esta ciudad invita a volver siempre que se pueda.


Oporto es una ciudad para recorrer a pié, disfrutar de sus pequeñas callejuelas, de sus plazas, sus terrazas en verano o simplemente de un buen paseo por el barrio de la Ribeira a la orilla del río Duero.
Imprescindible visitar sitios como el Mercado do Bolhao donde desde 1914 se venden todo tipo de productos, la iglesia y la torre de los clérigos desde donde se pueden contemplar unas esplendidas vistas de toda la ciudad, la librería Lello e Irmao donde fueron rodadas escenas de la película Harry Potter y según entras, comprendes el porqué. Además cientos de rincones, iglesias, la Catedral de la Sé de Oporto.


Para pasear con el estómago lleno


No solo arquitectura e historia es lo que ofrece este lugar ya que tiene una gastronomía tan rica y más barata que la española, sus dulces, sus vinos, carnes, pescados, platos típicos como las “Tripas a moda do Oporto” (parecidos a los callos madrileños), las “Francesinhas”, especie de sandwich de jamón, queso, salchicha, ternera huevo y otros ingredientes, una variedad de gran calidad y a muy buen precio.


Visitar algunas de sus bodegas donde se fábrica el vino con denominación de origen de Oporto situadas en su mayoría a la otra orilla del río Duero en Vila Nova de Gaia atravesando el Puente Luis I (otra de las maravillas de esta ciudad). Desde esta otra orilla se pueden disfrutar también de una hermosa panorámica de la ciudad, y cómo colofón a esta visita, el poder disfrutar de su gente, cuya amabilidad, educación y buen estar llama la atención y hace sin duda que quieras repetir la experiencia.


Oporto es una ciudad que hay que ver y disfrutar. De esas ciudades que siempre quedan en el recuerdo, y a la que si se puede volver se volverá. Es la asignatura pendiente de muchos turistas y visitantes curiosos, por eso no hay excusa para posponer un viaje a este increíble lugar. Para descubrir más ciudades, os recomendamos viajar con Viajarmundi, de unos viajeros que escriben relatos y reseñas de su pasión.

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